Las mil maravillas de la cebolla para el organismo
Salteada,
cruda o al horno, son muchas las maneras de implementar esta verdura a nuestra
dieta diaria, y cómo no, si está llena de grandes beneficios para toda clase de
funciones en nuestro organismo.
Esto se
debe a que su composición es 89% agua y el restante 11% en un concentrado de
fibra, glúcidos (carbohidrato), lípidos (carbono, oxígeno, hidrógeno,
nitrógeno, fósforo y azufre), nutrientes como calcio, magnesio, potasio, hierro
y vitamina C, B1, B3, B6, B9 y E.
Las vitaminas
del grupo B son necesarias para el correcto funcionamiento del sistema nervioso
y del inmunitario mientras que las E y C, tienen una potente acción
antioxidante.
Las
cebollas son antibióticas y antisépticas lo que las vuelve ideal para mantener
nuestro sistema inmunológico activo y sano. Por otra parte, ayuda a evitar la
formación de coágulos en la sangre.
En los últimos años, se ha demostrado que es de gran ayuda
para combatir el asma, las alergias y enfermedades respiratorias en general y
vaya que sí, yo soy asmático, lo que me ocasiona muchas alergias y gripes; la
cebolla ha sido uno de esos remedios naturales que me ha ayudado a controlar
esta enfermedad desde hace años.
Cuando no estamos en época de cebolla paso tiempo son
comerlas y en esos meses es cuando más me enfermo.
Idea: Una forma fácil
y rica de comer cebolla es picar unos aros y ponerlos en un sartén con un huevo
adentro, un poco de sal, orégano y listo.
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Otra de sus propiedades, gracias a su concentración de agua,
es la acción diurética, por lo que es muy recomendable en pacientes con
insuficiencia renal, gota o hiperuricemia, cálculos renales, edemas o
hipertensión.
Es un potente cardioprotector gracias a su propiedad
antitrombótica, hipolipemiante (esto es la capacidad de disminuir los niveles
de colesterol y triglicéridos) e hipotensora, siempre que se consuma de forma
habitual.
Junto a su acción diurética, tiene efecto depurativo el cual
ayuda a que el organismo elimine toxinas y fermentos que se producen en el
estómago tras la digestión, proceso que también favorece al estimular el hígado,
páncreas y vesícula para que segreguen las sustancias necesarias.
La cebolla
es muy fácil de consumir. Se puede comer de manera cruda en una ensalada o
sándwich, se puede hacer salteada con otros vegetales para acompañar un poco de
arroz, pasta o pan e incluso se pueden hacer horneadas como pimentones rellenos.
Son muchas
las posibilidades así que no hay excusa, la próxima vez que vayas al súper no
olvides incluir cebollas en tu lista de compras.
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